22 jun 2009

A corazón abierto...


a la tarde solo le faltó un gol de él , alguna gambeta de Marcelo López para que la gente grite Marradooo … Marradooo …y algún rechazo franco e infaltable “del Hugo Querini”
Las lágrimas del “vasco” lo resumen todo, es esa represa que se rompe y deja fluir hasta lo mas intimo, hasta la última gota de aquello que se guarda en el último rincón del hombre, ya van a ser las cuatro de la tarde y Defensa y Justicia lo llevó cerca del infarto al gran “Vitrola” golpeándolo sin piedad, Belgrano se quedo sin nada ante “el Albo” pero festeja igual por que esta en la anhelada promoción, van a ser las cuatro y Fontanini ya hizo delirar a todos con su segundo gol en primera, el que rompió un partido intensamente jugado y vivido, y “maco” Zampedri ya gritó su infaltable gol de cada tarde para decorar el resultado, ya son las cuatro de la tarde y ese pibe que aparecía casi como un desconocido en la tarde de radio “El Espectador” ya no lo es, todos saben que se llama Sebastián Pordomingo y que fue portador de buenas nuevas, es la hora de pensar en otra cosa y hasta ese cambio, ese cambio, el de Zanabria por Visconti no entra entre las polémicas de la tarde, es como si se tratará de un indulto que cae como un manto sobre el monumental y sana todo, absolutamente todo, elimina todo pecado y salva, ya son las cuatro de la tarde, los que insultaban ahora soportan la intensa llovizna sin decir nada, los que pintaron paredes averiguan precios de esmalte para tapar aquello de “no quieren ascender”, y hasta Julio Litvak no tiene apuros para cerrar los portones del monumental… y sonríe (tan raro como real), aquel padre que llevó a su hijo sabe que cuenta con el llamado de atención de su mujer al regresar por que esa llovizna es perjudicial para la salud de la persona, pero es bendición para la del hincha, esa mirada de padre feliz habla de la satisfacción de estar y de que su hijo también estuvo allí y lo contará algún día.

Las lágrimas del “vasco” lo resumen todo, ese “vasco” es Carlos Eguiazu, al que le tiembla la mano al marcar vaya a saber que número en su celular para contarle a todo el mundo que Atletico esta en la promo, quiere hablar con todo ese mundo que es su familia, la que sufre por ello, empuja y respalda, es la hora de la tarde en la que uno se puede ir a casa con la tranquilidad del deber cumplido por que entregó todo y es conocedor de que estuvo a la altura de las circunstancias, porque hasta no está mal haberse dejado llevar por algunas emociones que se atraviesan, y no me pesa decirlo, intenté ser todo lo profesional posible en un contexto en el que me parecía ver a mi viejo, hincha de Atlético, detrás del arco de “Victor Manuel” (su lugar en el club como lo llamaba él) festejando desde su habitual calma, por que era así, no festejaba siempre pero en estas tardes… se liberaba, pasaron las voces de los protagonistas, la de un entrenador mas frío de lo habitual aunque impedido desde los sentimientos que también le fluyen como a todo mortal de realizar análisis profundos de la cuestión, hasta hablé con el Yagui Forestello, esa suerte de guerrero inmortal del gol, conocedor del camino a la elite, debía estar, por que a la tarde solo le faltó un gol de él , alguna gambeta de Marcelo López para que la gente grite Marradooo … Marradooo …y algún rechazo franco e infaltable “del Hugo Querini”, esos rechazos que terminaban en el Lucio Casarín y aunque poco estéticos eran un claro mensaje para el rival que ya sabía que contra el caudillo no podría, esa misma gente que se fue feliz y reconciliada no solo con el equipo, sino que consigo mismo también jurando que volverán y además multiplicados para un acompañamiento memorable.

Hubo un partido, Atlético se pareció por momentos al que fue alguna vez en este mismo torneo, y por segmentos volvió a ser el de los últimos partidos, con limitaciones claramente visibles que lo alejaron de un resultado que llegó, aunque solo por la templanza de “dos o tres” futbolistas, Serrano- Zanabria – Cáceres y el ímpetu de Zampedri que sin Juárez en cancha supieron encontrar el camino. La carga era demasiado pesada para soportarla sin dificultad, jugar con los impulsos de la gente hablando de resultados favorables no es una buena compañía para un corazón que late a ritmo elevado.

Lo abrió de la mano de Fontanini , y lo cerró Zampedri cuando al partido no le faltaba nada, debió esperar hasta el cierre de la tarde para soltar la guillotina que sostenía precariamente sobre las ilusiones de Instituto, se quedó con todo, con ese preciado ticket para el carrusel rumbo a primera, con la alegría de su gente, con el tiempo para recuperar sus lesionados, con los sueños intactos, con la satisfacción del deber cumplido y su mirada fija en primera división…

Y allá se fue mi viejo, con las manos en el bolsillo soltando alguna lágrima aunque empeñado en que aparezca que fue como consecuencia de la fría tarde golpeando su rostro, allá se va, sabiendo que volverá para sufrir con la crema, despotricar una y otra vez pero por sobre todo, volverá para alentar a su Atlético que sueña con primera sabiendo mas que nunca que cuando los sueños se sueñan con intensidad seguramente se realizan.


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