15 mar 2011

Jovenes, veloces y valientes.


Todavía me dan vueltas en la cabeza las anécdotas que levanté de tantas sobre mesas de familia,cuando mi viejo se ponía a recordar sobre el automovilismo “aquel”, porque además señalaba hacia atrás con su mano derecha por sobre el hombre izquierdo hacia donde yo miraba como queriendo encontrar esos rostros tiznados y manos engrasadas de aquellos casi siempre pilotos-mecánicos, en el que un casco no era un medio de seguridad, sino un certificado de cobardía, cuando los cinturones eran solo elementos que utilizaban aquellos destinados al manicomio, un parabrisas era un premio que un piloto ganaba después de años y kilómetros recorridos, mi viejo hablaba en la misma medida de héroes lanzados a más de 300 kilómetros por hora por caminos rurales que de cuerpos levantados sin vida luego de impactar contra alguna alcantarilla o algún ombú.

Los apellidos resultaban familiares de tanto oírlos, mi viejo vio y nombraba a los Galvez, a los Emiliozzi, Gradassi , Copello y a tantos otros que hasta casi pasaba desapercibido el chueco Fangio –vaya apellido- me crié escuchando esas anécdotas y adoptando a ese automovilismo como el automovilismo propiamente dicho, me crié viendo al Chivo Mouras, al Flaco Traverso y al Yoyo Maldonado, al loco Luis Ruben Di Palma y Rubén Daray, Pincho Castellanos y Jhony De Benedictis, Tito Bessone y Cocho López, el automovilismo era eso, hombres de bigote dejando la ruta para meterse en reductos llamados autódromos, esos lugares que en esos tiempos no eran bien vistos por aquellos que se tomaban una botella de whisky por etapa en la ruta o aquellos que con el auto al rojo vivo llenaban el tanque de nafta que estaba dentro del habitáculo con un bidón y un embudo tirando mas afuera que adentro y quedando al borde de lo peor, todo cambió, todo…

Aquel promedio de edad quedó para algún museo, solo para eso, hoy el TC anda definitivamente por debajo de los 29 años de promedio, hoy ya no debutan a los 21 como... Traverso, Canapino tiene 20 y es campeón, Girolami o Gialombardo no lo superan, los treinta y pico del Pato Silva aparecen como una cifra arcaica, hoy Matias Rossi trabaja tanto tiempo en el gimnasio como un futbolista, hoy Werner -que el ultimo 30 de diciembre cumplió 22 años- va por su sueño de campeonar que relegó en las útlimas vueltas del campeonato anterior, hoy Guillermo Ortelli no la ve sencilla, hoy los pibes aceleran como aquellos y más, aunque sus manos estén tan limpias como las de un médico, Fontana y Tuero son ese eslabón perdido entre un automovilismo y otro, son pibes para aquellos tiempos y viejos para este automovilismo, los pibes pisan fuerte, no necesitan del whisky que aporte coraje y ni siquiera saber que era un carburador, no necesitan ocultar las múltiples medidas de seguridad, mucho Karting en la niñez y mucho simulador en la adolescencia

Schumacher corre desde atrás aún con el peso de sus coronas al alemán Sebastián Vettel que se consagró campeón del mundo con Red Bull a los 23 años, 4 meses y 11 días, bajando el récord perteneciente al británico Lewis Hamilton –campeón 2008 con McLaren– a los 23 años, 10 meses y 26 días, mientras que el británico le había arrebatado el récord al español Fernando Alonso, coronado en el 2005 (Renault) con 24 años, 1 mes y 27 días, records, si, records que caen como piezas de dominó, los mayores los corren desde atrás allá, como aquí a Jonathan Castellano en el TC, como a Pernía en el TC2000, como a Guido Falaschi en el Top Race o como a Pecho Lopez en todas, y está cada vez más claro que Traverso fumando en su cajón de la grilla esperando por el semáforo verde no es más veloz por sus canas y experiencia que Moriatis o Juan Bautista De Benedictis.

Quizás aquellos hombres eran muy valientes a los 50 como Emiliozzi o a los 40 como Copello, estos no son menos a los 20, aquellos eran veloces, estos también lo son, aquellos eran campeones tanto como estos, dos automovilismos distintos, con promedios de casi 40 años de edad a los 28,9 de hoy en día y esperando que en 2 años el promedio llegue a los VEINTICINCO, dos automovilismos diferentes, de veloces y valientes, aunque estos pibes alcancen la gloria acelerando mucho, pero mucho antes.

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