15 jul 2011

Fortaleza de Guerrero.

Este artículo forma parte de la última edición de la revista "Pecho Palo Marea".

Son tiempos en los que en el periodismo pareciera que nada tiene más valor que obtener una primicia y publicarla, hasta se transforma en una caricia al ego de ese sujeto que al portar un micrófono deja de ser un individuo común para transformarse en periodista. No es mi estilo, aunque sin buscarla me encontré frente a una de ellas, muy dolorosa por cierto, aquella tarde de hace poco más de un año atrás en La Plata lo conté por el aire de radio “El Espectador”, el medio en el que trabajaba por aquel entonces, recuerdo haber dicho “no hay lesión en el hombro como se presagiaba, el golpe es en el rostro y es severo, es en el ojo derecho, entiendo que está comprometido el globo ocular”, tan temeraria afirmación por parte de este periodista que de medicina sabe nada habla de lo desgarrador del cuadro que pude observar en aquel instante.
Hoy Gabriel Alejandro Airaudo está de pie y luchando por no claudicar ante una larga recuperación, y en medio de ese combate no se bajó de un proceso al que no podía aportar como futbolista activo, pero si como pieza clave y movilizadora de un grupo llamado a conseguir grandes logros, hoy Airaudo aún golpeado subió a primera división y disfruta de un momento que lo invita a compartir algo que pareció imposible de alcanzar, y de lo que es parte importante.


¿Suena difícil pensar en formar parte de un plantel de fútbol sin estar en condiciones de entrar a la cancha?, vos lo lograste en este proceso, ¿Cómo hiciste a conseguirlo?

G.A. - La verdad que en mi situación me costó sentirme parte del grupo, los visitaba una vez por semana o solo en los partidos de locales pero la verdad es que los chicos del plantel, mis compañeros, los dirigentes, el cuerpo técnico y todos me hicieron sentir parte de esto en todo momento en todo este año y me lo demostraron el otro día con tanto afecto dedicándome el ascenso.

¿Cuántas veces te preguntaste porque a mí?, ¿encontraste respuestas?

G.A. - Y uno siempre se lo pregunta, hay días que estoy mejor y hay días que estoy más caído pero esa pregunta cuando tengo más tiempo, o cuando estoy aburrido vuelve, cuando apoyo la cabeza en la almohada me vienen muchas cosas a la cabeza, obviamente que la pregunta siempre vuelve, por eso trato de estar bien, trato de no de tirarme a la cama por que se que así no ayudaría a toda la gente que me apoya y reza por mí.

¿Te preguntaste si tanto cariño recibido era una muestra genuina de afecto? ¿O si quizás era lástima por la situación que atravesabas?,¿ te da miedo dar lástima?.

G.A. -No, sinceramente no lo pensé así, a mi me empezaron a leer todos los mensajes una semana después del golpe y todavía estaba bastante conmocionado, estaba bajo el efecto de los calmantes y la verdad es que cuando me empezaron a leer los mensajes de apoyo y a contarme acerca de las cadenas de oración que había, fue muy emocionante y me dio mucha fuerza para afrontar la recuperación, pero siempre supe que eso era cariño y mucho afecto.

¿Cómo fue el cambio de pasar de ser un deportista sano, habitante de vestuarios, objeto de entrevistas a ser un tipo común que comenzó a “pasear” por consultorios y quirófanos?

G.A. -Fue un año atípico y complicado, yo estaba acostumbrado a una rutina, a un día a día en el club con los compañeros y un día para el otro cambió todo empecé a viajar cada quince días a ver médicos para controles en Buenos Aires, hoy por hoy son un poco más espaciados, voy cada un mes y medio. Pasar de ser una figura pública, por llamarlo de alguna manera, a no serlo es algo que no sufrí porque si bien hoy no me toca estar jugando la gente sigue con el apoyo para conmigo, los periodistas siguen llamando y yo sigo en el club y eso hace que siga metido en esto y el hecho que me sigan apoyando me da fuerzas y es algo que me pone muy contento.

Creo saber en parte lo que perdiste en este tiempo, tu vida cerca del fútbol y disfrutar de algo que amas, ahora, ¿Qué otras cosas perdiste a partir de aquello de La Plata?.

G.A. -Me pierdo estar cómodo en mi vida diaria, me molesta mucho la luz así que yo siempre digo que si esto fuera igual pero sin esa molestia de la luz natural como la artificial sería al menos un poquito más llevadero, perdí estar con mis compañeros, jugar al fútbol que es lo que hice toda mi vida, pierdo ser ese privilegiado de trabajar de lo que me gusta, por ejemplo el otro día en Tucumán llegue en la mañana del partido y pasé todo el día con ellos –el plantel-, almorcé, dormí la siesta, todo eso fue muy lindo y me trajo hermosos recuerdos pero lo que más extraño es el estar cómodo en el día a día .

¿Sentís haber sido recompensado por la vida de alguna manera después de todo lo que te pasó?

G.A. -Si, sé que tengo una familia que me banca a muerte, mi novia, mucha gente detrás, muchos amigos de verdad y saber que en la vida hice bien las cosas, eso me lo hace sentir la cantidad de gente que se acercó a tenderme una mano para lo que necesite, eso me deja claro que me manejé bien en la vida. Me visitaron Andujar -de regreso del mundial-, Campestrini, Monzón, Migliore y muchos otros que aunque anónimos me acompañaron de la misma forma.

 Yo lo vi allí, en una camilla mientras una ambulancia esperaba por él, en el peor estado en el que se puede encontrar a un futbolista, lastimado, es el instante en el que el jugador de fútbol choca con la realidad de saberse solo un ser humano, descubre que su coraza es de mentira, es el momento en el que el traje de súper hombre que lleva cae y desnuda al simple mortal que está debajo.

Le propongo a Gabriel Airaudo volver imaginariamente a la cinco y media de aquella tarde del 23 de mayo de 2010, en la en la que el sol nunca asomó, él acepta sin reparos, le acerco la llave, es la posibilidad soñada de poder modificar aquel momento en “el bosque”, y por el centro Castro viene lanzado una vez más, ya pudo con Serrano y Fontanini, y otra vez vos ahí, teniendo que decidir, ¿salis igual que aquella tarde?, en realidad el final del interrogante queda inconcluso porque Gaby se anticipa, interrumpe enégicamente.

G.A. -Salgo igual, salgo igual, porque cada cual tiene su forma de atajar y esa es mi forma, si bien yo no me acuerdo de nada de la jugada, de ese momento, sé que mi decisión fue la de salir a achicar, fue así, y tomaría la misma decisión otra vez, yo se que ante la misma jugada y mil rodillazos más en la cara jamás me dejaría las secuelas que me dejó ahora. Ante la posibilidad tomo la misma decisión otra vez.

¿Hoy como te sentís de salud, cuál es el pronóstico de la recuperación?

G.A. -Hoy por hoy mi ojo viene bien y se viene recuperando pero es todo muy lento, tengo que estar muy agradecido a los médicos del hospital Italiano, en un principio se sabía que todo iba a ser así de lento, todo es de a pequeños pasitos, quedan muchas cosas por hacer, hoy por hoy transcurrió un año, y hace dos semana entré al quirófano nuevamente donde me extrajeron algunos puntos del ojo, y queda muchos más todavía y bastantes cosas por hacer aún. Respecto del fútbol, el futuro es impredecible, no se sabe y faltaría mucho tiempo, si pudiera retomar la actividad tendríamos que analizar en profundidad los riesgos pero en mi cabeza hoy está recuperar bien el ojo y encontrar esa tranquilidad que en la vida diaria hoy no tengo.

Si el final no es el que anhelas, ¿estás preparado para decir Adiós, dar media vuelta e irte?

G.A. -Hoy sigo siendo jugador de fútbol, me costó y me cuesta pensar así, pero me propuse pensarlo así y mis compañeros me hacen sentir cada día que soy un jugador de fútbol, se verá más adelante si se puede volver o no, el día del golpe estaba todo muy complicado, ese día estaba todo perdido pero al día después los médicos del Italiano hicieron una operación milagrosa y me devolvieron las esperanzas, ellos mismos dijeron que no descartemos nada, es muy difícil. No se si estoy preparado para dar media vuelta e irme, hoy tengo claro que el mayor porcentaje de posibilidades está del lado de no volver a atajar, soy consciente y está en mi cabeza el saber que me pueden decir “hasta aquí se llegó” y que no pueda volver a jugar, no sé cómo reaccionaría pero se que puede ocurrir.

¿Cómo es hoy tu relación con Dios?

G.A. -No estoy enojado con él, pero cuando te pasan estas cosas te preguntas porque a mi, habiendo tanta pero tanta gente me pasa a mi, porque a mi jugando al fútbol si siempre hice las cosas lo mejor posible, me cuidé muchísimo para jugar, siempre dejé todo para poder llegar, me sigue chocando todo esto, es muy complicado, si bien yo rezaba seguido antes de esto lo que pasó me chocó muy fuerte y me costó volver a hacerlo, me llevó tiempo entender que si se dio así por algo será, recién ahora sé que si me tocó a mí es porque yo podía afrontar la situación y salir adelante.

Cuando miras hacia adelante en el tiempo,¿ cómo te ves, haciendo que actividad, siendo quién?.

G.A. -Prefiero no mirar hacia adelante, después de lo que pasó prefiero disfrutar el día a día, antes del partido en La Plata me sentía muy bien, estaba disfrutando mas de los partidos, jugando con Marcelo Fuentes vivía demasiado el partido en la semana y eso me jugaba en contra, en ese momento me empezaba a relajar y disfrutar lo que estaba haciendo, estaba ilusionado mirando para adelante con un ascenso y el destino cambió de un segundo a otro, más adelante me encontraré con lo que me depara el destino, lo que pasó aquel día no me permitió ni siquiera lamentarme por perder el ascenso, pero un año después mis compañeros y yo nos sacamos esa espina y gracias a Dios Atletico está en primera.


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