5 ago 2011

Cobrar? Quieren cobrar...?


- Por Edgardo Peretti -

Porque fui testigo, la voy a escribir. Porque no me la contaron, la voy a contar. Y porque me ponen loco algunas cosas, ustedes lo conocerán.

Allá por los años setenta y ochenta, cuando Cacho Carlucci comandaba la subcomisión de fútbol de Atlético de Rafaela, tenía la costumbre de pagarle a los jugadores apenas terminaba el partido. Hay que citar que por entonces, los pagos eran tras cada cotejo y si había prima se pagaba en cuotas mensuales o en especie; no son pocos los jugadores que han percibido por su servicios ladrillos, cemento, cocinas, heladeras, bicicletas y hasta un caballo. Pero eso es otra historia.

Lo concreto es que Cacho aparecía en el vestuario seguido de su amigo Pepe Frenguelli y del Rusito y casi en las duchas les daba su dinero. Hay que decir que alguna vez un jugador muy renombrado, sin la fama de uno actual pero con cualidades notables, rechazó el pago porque, según su criterio: “Esta tarde no la toqué!!!
Otra. La cancha de libertad de Sunchales tiene una particularidad histórica: su tribuna ( a los que sus primos unionistas llaman despreciativamente “la pajarera”) es uno de los pocos testigos que quedan de los estadios a la inglesa, con un sitio que tenía un techo para resguardarse, del sol o de la lluvia. Debajo de esas tribunas, los liberteños tenían sus vestuarios y allí sucedió algo que voy a escribir.

Dicen que fue Tito Morlachi – no hay memoria para ello, se admite- quien, sabiendo de la costumbre de Atlético y de los buenos resultados que ello generaba en los incentivos deportivos, quiso hacer lo mismo y una tarde, tras ganar un clásico – ante Unión, obvio- apareció en el vestuario con los billetes divididos para cada uno de los jugadores.

Pero he aquí que cuando ofrecía el dinerillo, los players lo rechazaban gentilmante, “Mejor mañana”, “Después paso por secretaría”. Y así todos y cada uno.
Intrigado por el asunto, el dirigente se quedó con la espina y se fue al buffet a celebrar con los hinchas y socios de la entidad. Pasado un rato comenzaron a llegar algunos de los jugadores para sumarse a la reunión festiva. El tipo no aguantó más y encaró al capitán:
- Che, ¿que pasa que no quieren cobrar en el vestuario? Van a pensar que soy un miserable? – lo espetó-
- Tranquilo, Tito, queremos, pero si nos das la plata delante de todos, el técnico nos quiere cobrar por ponernos en el equipo!!!!

Lejos de suponer otra cosa que no sea un recuerdo risueño referido a queridos amigos, me queda una gran certeza sobre estos valores y sus intérpretes, por ejemplo cuando veo a jugadores que se fueron al descenso dando lástima y verguenza ajena y ahora quieren volver a discutir sus condiciones, con su propio club!!! El caso de los riverplatenses, Adalberto Román, Ferrari y compañía supera cualquier ejemplo. Y si quieren casos locales, también tengo.

Cobrar? Quieren cobrar? Y el desastre que ustedes hicieron, quién lo paga?
El hincha. El socio. El corazón.

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