31 mar 2012

2011, la decadencia de los grandes continúa.

Los invito a recorrer este resumen del año 2011 en relación al fútbol de primera división, la decadencia de los grandes y el crecimiento de los equipos “nuevos” en la categoría, además les cuento algunas anécdotas de las coberturas realizadas en las concentraciones de los visitantes a Rafaela para enfrentar a Atlético, espero lo disfruten, adelante.


Se fue un semestre difícil de digerir para quién soñamos con un fútbol de mayor vuelo, un fútbol que comience a depurarse en varios aspectos, esa sospecha que todos tenemos de que el fútbol argentino no es el que era, que no somos todo lo grande que fuimos se encuentra cada vez más cerca de una realidad que lo torna indesmentible, que lo quita de la escena de la polémica, la decadencia de los equipos grandes del fútbol argentino se marca cada vez con mayor intensidad.
 Es Racing y sus desprolijidades de institución, con cuestiones deportivas ventiladas de una manera preocupante, mediatizado al extremo, con comunicaciones que debieran ser de consumo interno y aparecen trianguladas a través de jugadores- prensa- cuerpo técnico, a la luz siempre, desprolijamente.
Es San Lorenzo y su transitar rumbo a la devastación final, los barras adentro de un vestuario decidiendo e instalando temor, la gente en las tribunas pidiendo por no llegar al descenso, implorando por otro final, jugadores de ingresos millonarios con una prestación impropia hasta de un esmerado jugador de potrero, un manager que no maneja nada y un presidente que dice presidir pero no, no lo consigue.
Es River y su descenso vacío de toda sorpresa, es la lógica en un deporte que dice mayormente no tenerla, es una institución que cometió todos los errores necesarios para llegar a donde lo hizo deportivamente, el fondo, vaciamiento de su economía, la muerte sobrevolando la lucha por el poder de la barra, dirigentes impunes, deudas que se multiplican, acuerdos tácitos que impiden sacar a la luz temas que ruegan por estarlo, jugadores atrapados en una telaraña que no permite escapatoria más allá de la de caer, solo caer.
Es Independiente, un sitio en el que la batalla por el poder dirigencial parece haber encontrado tierra fértil, es un sitio en el que el dinero sigue saliendo a mejor ritmo que al que se dan los ingresos, el rojo es un desastre con enormes problemas deportivos, es un club que vive a las sombras de la guillotina, la que amenaza con caer casi irremediablemente.
 Y es Boca, que también es decadencia, ya no es el Boca ultra ordenado de los tiempos de Macri, este Boca tiene dos barras con líderes de prontuario inigualable que luchan por el poder, el club es poco menos que un campo de batalla, los líderes tienen padrinos e impunidad, pero en Boca los resultados tapan, Riquelme salta a cancha de vez en cuando y su imagen pareciera amalgamar que lo que parece imposible de unir, volvió Schiavi y su figura pareciera haber cerrado una fisura futbolística como si se tratase de la cicatrización de la peor de las heridas, y los resultados siguen tapándolo todo.

Los chicos no decaen, crecen.

Atlético de Rafaela pisó fuerte, entró sin golpear a un par de lugares y con autoridad supo conseguir un objetivo de exigencia mayor, es el orden institucional más alguna pelota que entra, más un penal atajado, más la gente que se ilusiona.
Es Belgrano, su orden, su gente y un entrenador con capacidad y jerarquía.
Es San Juan y un ingreso a la competencia de manera inestable por momentos aunque de sumatoria que ilusiona.
Es Unión, su historia y la experiencia de penar en la “B” por mucho tiempo.
Son los chicos que llegan con algo de orden en algunos casos, y altamente organizados como Atletico “dentro y fuera”, un orden que no se compra en el almacén de la esquina de casa, un orden que se trae desde el compromiso y crecimiento institucional y dirigencial, en ese marco, que la pelota ruede parece no resultar un tema tan complejo, y que los sueños de permanencia se cristalicen parecen no sonar a utopía. Son chicos que piensan a los grande, no en grandezas.

Visitantes de la crema, cada uno con su librito.

Arsenal trajo un hombre de la casa, “Lechuga” Alfaro , y “una premonición”.

Recuerdo haber hablado con él la jornada previa al partido con victoria de Arsenal sobre Atlético y  casi como sabiendo lo que sucedería un día después Alfaro decía “Ojalá me hubiera tocado venir en otro momento, no en el debut como local porque se de la importancia que tiene este partido y se que para Rafaela es un evento muy particular y a mi hoy me toca estar de la vereda de enfrente, más allá de que disfruté del ascenso a primera y ahora del triunfo frente a Banfield. Espero que esta campaña sea diferente a la última en primera y pueda permanecer durante muchos años, esto es especial, en este momento y por 90 minutos me tengo que encerrar en mi profesión y defender lo que hoy tengo que defender que es Arsenal”. Gustavo agregaba, “vengo esporádicamente a Rafaela y la gente me sigue entregando su afecto más allá del tiempo que pasó, por eso siempre en la vida voy a ser un agradecido a Atlético de Rafaela. Hoy cuando entrenábamos en cancha de Ben Hur me vino a la memoria mis partidos en Liga Rafaelina con la camiseta de Atletico en esa cancha y la vida que transcurrió en medio, hoy las circunstancias nos arrojan a distintos caminos, pero mi afecto siempre se mantiene igual por Atletico de Rafaela y por la ciudad, y nada lo va a cambiar”.

Newells Olds Boys, y la chance de recibir al Sr. Sebastián Peratta.

Por problemas con el micro Newells llegó una hora más tarde de lo previsto, y su llegada fue coincidente con el horario de la cena por lo que ya sabía de las dificultades de poder conversar con algún jugador  sería casi imposible hasta el otro día, pero intenté un diálogo con el arquero, con Peratta, Sebastián se excusó por el hecho de no poder eludir el compromiso de la cena en horario preciso, pero me dijo “esperame y charlamos, te pido disculpas”, me quedé aguardando una hora y media para poder conversar con el uno de la lepra que luego de cenar salió, volvió a pedir disculpas y desde la grandeza de enorme profesional que es dijo “es una alegría volver a Rafaela, ya vine con Velez, es una alegría enfrentar al equipo de una institución seria, con una seria campaña con ascenso en la “B” Nacional y espero lo pueda sostener en primera”, al arquero “leproso” le acerqué además la inquietud de saber cómo se sigue adelante después de ver como se esfumaba la chance de llegar a Boca en uno de los tantos pases fallidos del fútbol en estos tiempos, “con tranquilidad, ya son muchos años en esto, uno termina desarrollando un escudo que lo protege de las cuestiones mediáticas, tanto para las positivas como para las negativas que nunca son saludables y que no convienen porque del fútbol en la Argentina se habla las 24 horas y uno que vive de esto no puede vivir al ritmo que propone la prensa con las informaciones, agradezco el interés siempre y esta no es la primera ni la última vez, será uno más de los mil pases que no se dan, soy agradecido a ellos que se interesan pero sobre a todo a Newells por la confianza”.

Cuando el glamour no alcanza –y pasa a ser papelón-

Velez llegó a Rafaela y se refugió en un hotel céntrico, por orden de directivos del club quienes conducen el hotel cerraron todas las puertas del mismo prohibiendo el ingreso a toda persona ajena al plantel. En Velez nadie conocía Rafaela porque hasta apostaron custodios en los ingresos del hotel, custodios que solo “protegían” a jugadores que se exponían detrás de un vidrio aunque molestos -¿raro no?- por la insistencia de alguna señora mayor que solo intentaba fotografiarse con el esposo de “Nicole”, o con Papa, o con Turu Flores y nada más que eso.
“Inaccesible” me dijo un patovica, “nadie te va a contestar nada” continuó, Cubero dijo “no hablo” y a la noche Capellino lo dejó “esperando el colectivo” frente a los palcos vidriados para que luego Carrera cierre el partido, Dominguez “dijo no hablo” y a la noche regaló un gol y pegó una piña de expulsión, y Velez perdió muy bien.
Solo habló Baravero y su gentileza y respeto, la que va más allá de un mal llamado glamour, más allá de un efímero estrellato de consumo interno, Barovero habló de su felicidad de estar en casa, “es mi casa, me siento en mi casa, me voy a emocionar mucho porque además lo que siento por la gente se que es recíproco, me lo dicen a cada instante, va a ser una noche inolvidable y espero poder vivirla y disfrutarla”.
 Pero el divismo no alcanzó, Vélez pidió vajilla en blanco con decorados en colores fuertes e intensos, pidió pescado en una de las comidas, pidió que nadie moleste al plantel, pidió privacidad absoluta como quién en un bunker espera la orden de abrir fuego, todo llevado a un extremo que roza el papelón, lo risueño, cercano al vedetismo que no asegura resultados, aunque  cuando la derrota dice presente como en aquella noche todo pasa a un grado de exposición que desnuda los aires de grandeza, muchos aires de grandeza en un club que no lo necesita.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

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Jimena San Martín

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Vi unos de los informes. y me gustaria contactar con usted porque en el programa radial nuestro, este miercoles hablaremos sobre la decadencia de los clubes grandes y nos encataria charlar con usted cinco minutitos. le dejo mi email y espero su respuesta nadiayucheris@hotmail.com Gracias!